La Ermita de San Nicolás, situada cerca de la playa de Trengandín, en el barrio de El Brusco, es una construcción histórica que ha resistido el paso del tiempo. De su estado original, solo se conserva parte de su cúpula, construida por aproximación de hiladas con ladrillos escalonados que se cierran hacia el techo. También destaca una ventana ginezada, dividida en su mitad por una columna, que es una característica arquitectónica única de la ermita. Además, se pueden observar los restos de una capilla de planta cuadrada, construida en piedra de mampostería con sillares en las esquinas, pilastras y algunos contrafuertes.
Aunque la ermita se encuentra en ruinas, su historia y su ubicación cerca del mar le otorgan un valor cultural y paisajístico significativo. Este lugar, que fue un importante punto de culto en su tiempo, sigue siendo un atractivo para quienes desean explorar la historia religiosa y arquitectónica de Noja, al mismo tiempo que disfrutan de la belleza natural de su entorno.